El Peligroso Viejo Oeste… de Asia. Pltgo. Oswaldo Espinoza.

El Peligroso Viejo Oeste… de Asia

Pltgo. Oswaldo Espinoza.

Muchos de nosotros crecimos viendo y leyendo la versión Hollywoodense del viejo oeste legendario, una tierra salvaje, habitada por salvajes (sus habitantes originarios), en la que los pioneros (invasores de hecho) querían llevar la civilización, la fe y el progreso; una tierra sin ley, en la que había que ser duro para imponer el orden y la paz. Generalmente los salvajes atacaban a los buenos vaqueros pero al final aparecía un héroe, un pistolero forastero que se convertía en el comisario y terminaba imponiendo el orden por cualquier medio, preferiblemente a punta balas; así por el eficiente trabajo de la industria cultural estadounidense crecimos odiando al indio y admirando al héroe pistolero matón.

Con el mismo guión se fabricó el relato sobre el aún más viejo oeste de Asia, aunque en este caso lo conocemos, desde la visión eurocéntrica de la historia, como el medio oriente; si hacemos ciertos paralelismos encontraremos coincidencias nada casuales: Así esta árida tierra salvaje y bárbara, aunque en realidad es la cuna de grandes civilizaciones, del arte y ciencias obliteradas por occidente; es una región habitada por salvajes como los palestinos que atacan a los pacíficos pioneros sionistas de Israel en sus inocentes colonias; por esta razón Estados Unidos es ese forastero que devenido en comisario auto proclamado tiene que intervenir, como en Irak, para imponer el orden y la paz por cualquier medio disponible, sin importar ni la soberanía nacional de ningún país, ni el derecho internacional; simplemente aquí el comisario de las barras y estrellas es la ley y nadie puede recriminar sus métodos.

El asunto con este relato, producido por el occidente colectivo, es que el oeste de Asía es mucho más que un western hollywoodense, se trata de una región con una historia propia que se rastrea mucho más allá del nacimiento de Estados Unidos con todo y su destino manifiesto, un lugar de importancia vital para el mundo desde tiempos en que la Europa (como pertinentemente nos cuentan Dussel y otros filósofos del sur global) habitaba en la periferia del verdadero centro económico y geopolítico mundial ubicado en el continente asiático.

Hoy el Oeste de Asía es el centro de atención mundial (más allá del coronavirus, que además también está jugando un rol allí); especialmente desde el inicio mismo de este 2020 (un año que puede ser decisivo para la historia de la humanidad), la región representa la zona más activa de la tectónica geopolítica mundial, desde el asesinato de Soleimani, hasta los recientes ataques de Estados contra las fuerzas de Irak, pasando por el infame acuerdo del siglo y la arremetida turca y terrorista en el norte de Siria; si bien la aguja del indicador se mueve de un punto caliente a otro, la región presenta múltiples lugares donde la violencia puede escalar hasta magnitudes que trasciendan la escala local: La perversa guerra de la monarquías del golfo contra Yemen, la colonización sionista de Palestina con la bendición imperial, La pretensión de destrucción del estado sirio y la balcanización de toda la región como parte del proyecto imperial para continuar ejerciendo su poder como policía mundial, que es lo que está detrás del conflicto multidimensional con Irán, Irak, Siria y a la vez colisiona frontalmente con los intereses de Rusia y China.

El factor común de toda la tensión en la región del oeste de Asía es la presencia de Estados Unidos en una región tan importante para la economía y la geopolítica mundial, y su intención de quedarse ahí por cualquier medio, haciendo lo que sea necesario y pasando por encima de cualquier persona, nación u orden multilateral vigente; este comisario forastero apelará al engaño, la manipulación, el chantaje, el soborno, la amenaza, el miedo, el terror y la fuerza de las armas para dividir y confrontar a los pueblos de la región, para mantener altas las temperaturas y prolongar indefinidamente las guerras. Pero en este viejo oeste el relato se está reescribiendo y los auténticos protagonistas (el pueblo guerrero del oeste de Asia) ya está descubriendo que el comisario es el verdadero villano y más temprano que tarde terminará expulsando a este pistolero forastero de sus tierras ancestrales.