ZAÍNOS AMERICANOS VIENEN POR TODO Prof. Msc. Alfonso Dávila.

  

ZAÍNOS AMERICANOS VIENEN POR TODO

Prof. Msc. Alfonso Dávila.

Msc. En Gerencia Educativa.

Investigador del CIM.

Como sombras en reflejo de luz andan los que saborean la traición, marcada por el esmalte roto de su dentadura escondida en su madriguera infernal, lubricando el bocado con baba de barro venenoso que sale de sus entrañas como manantial putrefacto originado en glándulas radiactivas, conducido por una masa encefálica perversa. Para que hablar de tiempos, de enfermedad, de inocencia, de culpas o ideologías si, tienen el alma deshecha, carcomida por el odio a sí mismos, a sus orígenes y a quienes son sus pueblos, su misma sangre; odian ser humanos porque hace tiempo remoto (ab initio) dejaron de serlo.

Fantasmas (poltergeista) que desandan acechando, asesinando, extasiados con su obra los zainos se sienten héroes etéreos llamados por la providencia. Están aquí y allá mientras la humanidad percibe sus sombras, a sus cuerpos y espíritus los atiza la maldad del norte. Estos seres tienen la facultad de viajar en tiempo, reafirman la teoría de Einstein. Sus valores y bandera son la necrofilia, el sadismo, el canibalismo, la misantropía y todo aquello que combatió Jesús hasta llevarlo a la cruz.

Estos espectros del mal del Norte (servum pecus), en todo lugar se visten con velo amplio y extenso para cubrir su huida, permitir su escape; en gran medida se mimetizan, aunque se alejen dan la sensación de presencia pues el gran velo cubre el suelo por largo tiempo, mientras ellos acolchan sus fauces en el regazo de su tutor y amo (la gran bestia del Norte). Disfrutan del calor de sus garras, saboreando las babas del hematófago que dispersa su porquería cual caldera ardiente que funde el azufre, el arsénico, el plutonio, el uranio y como producto enriquecido en la industria del capital es lamido por esos que ni respiran, pues están muertos, pero con el poder de esparcir sobre los pueblos libres toda la porquería de la gran bestia (fin de race), para disfrutar con ojos de fuego y sonrisa de ultratumba del sufrimiento de sus hermanos.

El traidor es esclavo, es sirviente, que con ahínco le trabaja al amo; sin pudor, sin racismo, sin color. Su amo puede ser oscuro como un carbón, color zanahoria, vaquero o aviador. Es feliz cuando asesina y espolia en nombre del amo, cuando acecha, persigue, acorralan y destrozan en nombre del de allá. Los traidores empeñan su alma al amasador de: tesoros, de todo tipo de recursos, de la sangre y espíritus de los pueblos. La gran bestia insaciable del norte, ese que en estos tiempos pide con más ahínco, angustia y más fervor. Con lo helado de su respiro busca todo lo existente en nuestro suelo libre en la herencia sagrada de nuestros libertadores. 

Son otros tiempos, hasta ahora hemos disfrutado parte de la independencia lograda hace doscientos años ahogados en la dicotomía libertad-servilismo; gracias al ataque ejecutado por la gran bestia, que no solo busca matar el cuerpo, sino el espíritu libre de los pueblos de América. 

La gran bestia del Norte, en espectral figura conjuga un gran torbellino de toda arma mortal para acabar con millones, fusiles para rematar al herido, grandes medios para engañar, muchas leyes para expropiar y un gran fardo para amontonar los tesoros producto del saqueo y también los suspiros de millones que entregan su vida por la libertad.

Cada cierto tiempo la gran bestia cambia su piel

 pero mantiene su objetivo, tragarse los pueblos libres