Bases militares rusas en Venezuela. Mitos y realidades. Prof. Oswaldo Espinoza.


Bases militares rusas en Venezuela.
Mitos y realidades.
Prof. Oswaldo Espinoza. Pltgo.
Prof de estudios políticos, investigador del CIM.


Una matriz mediática ha estado cobrando fuerza en Venezuela y el mundo, se trata de la instalación de bases militares rusas en el territorio venezolano; está matriz no es para nada nueva ya que data de los primeros contactos geopolíticos del presidente Chávez con la federación rusa y la concreción de los acuerdos de cooperación binacionales; la efervescencia actual y amplia cobertura internacional se debe obviamente a la actual coyuntura venezolana con todas sus implicaciones continentales y planetarias.

El tema adquiere nueva vigencia en diciembre del año pasado con la tercera visita de dos bombardeos estratégicos TU-160 rusos, si, tercera, es decir ya habían venido por aquí en años anteriores para ejercicios aeronavales con nuestra fuerza armada, como en las veces anteriores estos poderosos aviones vinieron desarmados lo cual no impidió que las masmedia nacional e internacional comenzará a encender las alarmas "vienen los rusos", la prensa especializada en el tema militar (the national interest, military watch, entre otras) hizo análisis técnicos de cuánto daño y en cuanto tiempo podían hacer los misiles de largo alcance de los bombarderos (que no traían ninguno) en el desprotegido bajo vientre de los estados unidos. A partir de todo este despliegue mediático y de las exageradas raciones del gobierno de Trump se volvió a plantear la instalación de una base aeronaval en la isla de la Orchila, como base permanente de la fuerza aérea de la federación rusa y plataforma eventual para los bombarderos estratégicos mejor conocidos como cisnes blancos con el potencial de infligir serios daños a toda la costa este y tan profundo como casi la mitad del territorio estadounidense sin alejarse mucho de la isla.

Recientemente una aparente investigación periodística de Ibiyise Pacheco revelaba que la reciente llegada de 2 nuevos aviones, esta vez uno de transporte (AN-24) y otro de pasajeros (IL-76), tenía entre sus propósitos ocultos adelantar todos los preparativos para la construcción de una base aérea rusa en el sur del país, según la periodista el nombre código de la base sería escudo de Guayana y tendría la intención proteger los vitales recursos de la región que los rusos ambicionan.

Hasta ahora esa es la matriz difundida y asumida no solo por la oposición venezolana y su dirigencia, así como partidarios y dirigentes (incluso de alto nivel) del oficialismo a quienes les agradaría la idea, sino también por medios nacionales e internacionales y periodistas venezolanos y extranjeros, de igual forma medios especializados estadounidenses y rusos se mantienen pendientes del tema cayendo incluso en el terreno de la especulación, pero que tan real o posible es la instalación de una base (incluso 2) militar rusa en Venezuela?
En primer lugar existe un tema jurídico al que irónicamente suelen dejar fuera del análisis, y es que nuestra constitución prohíbe la instalación de bases extranjeras en nuestro territorio, de tal forma que incluso con el favor del gobierno (si este fuera el caso), tendría que modificarse la constitución a través de la ANC en funciones, aún así está modificación atentaría contra los principios fundamentales de la constitución que están expresados del artículo 1 al 7; es decir que legalmente resulta insostenible.

Otro elemento tiene que ver con la factibilidad real de Rusia de instalar y mantener 1 o 2 bases militares tan lejos de su territorio; a este respecto hay que recordar que al igual que todos los rivales geopolíticos de estados unidos, Rusia está constantemente sometida a sanciones que lesionan su economía limitando sus posibilidades de inversión, de tal forma que los costos asociados a la construcción, equipamiento, mantenimiento y toda la logística asociada a una base militar del otro lado del mundo es en este momento extremadamente difícil de asumir para la federación rusa; agregué a ello las limitaciones que tiene la flota naval rusa para proyectar poder y mostrar bandera más allá de sus propias aguas territoriales y será necesario concluir que la factibilidad es realmente mínima; sobre el estado actual de la naval rusa no es necesario extenderse aquí pues eso merecería un análisis separado.

Mas allá de la factibilidad legal y logística está el tema de las implicaciones políticas y geopolíticas internas y externas, sinceramente más de uno en Venezuela consideraría la instalación de estas bases como ingerencia extranjera y violación de la soberanía nacional aunque se Trate de un aliado estratégico; en otro sentido, las reacciones de los vecinos continentales y la potencia del norte tendrían el potencial de generar una crisis geopolítica de alcance indeterminado.

Ahora bien, existen consideraciones estratégicas y técnicas en el planteamiento de las supuestas bases que no hay que ignorar si consideramos la seguridad y defensa nacional.

La ubicación que se le asigna a cada base obedece a una realidad innegable, y es que estas bases estarían localizadas en dos áreas tan vitales como vulnerables de nuestro país, hablo del inmenso mar territorial y del no menos extenso y escasamente poblado sur. En atención a lo expuesto, es necesario reconocer la necesidad de pensar en reforzar la capacidad defensiva a estos espacios, solo que no a través de bases extranjeras sino venezolanas, lo cual no excluye contar con el apoyo de nuestros aliados estratégicos y sus recursos, sobre todo ahora que nuestra economía se encuentra sitiada.

Una base aeronaval fuerte en la Orchila se convertiría en lo que en términos militares se conoce como un portaaviones insumergible, como los muchos que tienen los chinos en las islas e islotes del disputado mar de China; su ubicación estratégica la convierte en un bastión para la vigilancia y defensa de buena parte de nuestro mar territorial y primera línea defensiva ante una agresión desde aguas internacionales. Ya tenemos algunos equipos allí pero para que alcance el status de elemento de disuasión se requiere al menos 12 o 18 caza bombarderos navales, no los tenemos pero así como los estados unidos entregan equipo militar a Ucrania y Rusia a Serbia en condiciones ventajosas, los chinos bien podrían entregar unos 6 cazas bombarderos JH-7 que están ahora sustituyendo por los más nuevos J-16, solo para comenzar en espera de mejores tiempo para completar el equipamiento con otros aviones y helicópteros, comprados o existentes y reasignados a la base; regularmente el trato es que el avión sale gratis pero se paga en condiciones favorables su modernización; parece absurdo el planteamiento e inverosímil pero es una práctica ampliamente extendida y válida que hasta nosotros mismos aplicamos cuando Chávez obsequio los aviones Mirage-50 al ecuador de correa.

Desde hace tiempo considero que nuestro flanco sur está demasiado desprotegido para ser tan importante para la seguridad y economía de la nación, por esta razón considero que un nuevo grupo aéreo de cazas debe crearse en la base de Puerto Ordaz, operación que debe acompañarse con el reequipamiento de los grupos de cazas de Maracay y Barquisimeto, el primero que debería recibir más adelante al menos 12 SU-30 en su próxima versión SM1 o mejor aún el poderoso SU-35S; por su lado tanto el grupo de Barquisimeto como el nuevo grupo de Puerto Ordaz necesitan ser reactivados urgentemente, el de Lara sólo tiene asignados aviones de entrenamiento K-8, ambos grupos podrían recibir aeronaves esta vez de Rusia, al igual que con Serbia el año pasado, se trataría de 6 MIG 29 actualizados al standard SMT, pagando solo por la modernización, la india este mismo año está comprando 21 aviones de este tipo (ni nuevos, ni usados, sino nunca terminados y almacenados, listos para terminarlos con las últimas actualizaciones), obviamente al igual que en la Orchila nuevos aviones, por ejemplo MIG-35S, tendrían que adquirirse para estos dos grupos en los años por venir.

Otra cosa que puede hacerse en paralelo es crear con la aviación del ejército un comando de apoyo aéreo cercano en Santa Elena con helicópteros de ataque, transporte de fuerzas especiales y aviones subsonicos de ataque ligero, su misión sería la vigilancia de la frontera sur, la lucha antisubversiva, antiterrorista y antinarcóticos y contrabando, tenemos todo para crearlo y reforzar su equipamiento cuando la economía lo permita; otros dos comandos similares serían apropiados en Amazonas y Táchira.

En definitiva la preocupación mediática por las bases rusas si bien está lejos de tener respaldo en la realidad, revela nuestra vulnerabilidad en áreas claves de nuestra geografía, zonas vitales por sus inmensos recursos y reservas naturales y estratégicos por estar ubicados en nuestras fronteras menos protegidas.

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